miércoles, 27 de mayo de 2015

El lugar que ocupa el saber

El otro día mi compañero Pablo Pozo me acompañó a una de las sesiones de ampliación de la asignatura de Matemáticas 4º ESO-B. En ellas a un grupo reducido de alumnas, sólo dos, se les presenta conceptos más en profundidad de lo que se hacen en clase. Os dejo lo que ha escrito sobre su experiencia.

En compañía de Don Manuel, bajo su brillante tutela, continúo disfrutando de nuevas y palpitantes vivencias. ¿Será infinita la capacidad que posee este maestro para generarlas? No tengo la menor duda, rindiendo homenaje a dicho concepto tan matemático, no puede ser de otra manera. Esa inclinación a lo ilimitado e inagotable, a lo incontable e indeterminado, conforma el ingenio de su carácter y define su límite tendiendo al ideal de conocimiento generoso.

Hoy asisto por vez primera a una clase de material extra, una lección complementaria para avanzar en otros puntos de la asignatura, por encima de los objetivos programados. Son dos alumnas de 4ºA, Marisol y Nadia, las que participan de este extraordinario intercambio educativo, las que protagonizan la noble aceptación de la mejora continua, aquellas que, desde la más honesta querencia al estudio, regalan al maestro la complacencia del descubrimiento algebraico.

Todo transcurre en el sosiego del sabio consejo, de la disertación que pide la palabra y transpira en el entorno, de la inspiración que aborda al oyente e inquieta a su espíritu de bondadosa conducta. La materia asimilada eleva la comunicación a su máxima expresión.

Me convierto en testigo privilegiado de un incomparable ejercicio de vocación, de una práctica docente sin parangón. En la sala, la ventana abierta me tiende la mano a la realidad que supera el anhelo más recóndito. No es necesario despertar, el pellizco me domina envuelto en ruido blanco, en experiencia significativa, en elixir de complejidad numérica. Y me dejo al abandono de la admiración, al deleite de la enseñanza que se revela entre espontáneas y entusiastas locuciones, entre "unos" y "menosunos", entre lo que, en palabras de Marisol, resultan ser "miniecuaciones".

- ¡Qué fácil! - manifiesta Nadia. 

Y yo pienso, qué pena que en ocasiones se antoje tan difícil la fácil intención de este buen hacer.

Gracias Manuel.

Pablo Pozo
Ingeniero en Telecomunicaciones

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